En La Alianza, estamos abordando la Crisis del Cuidado abogando por mayor inversión en los sistemas de cuidado incluyendo los Servicios en el Hogar y la Comunidad (HCBS, por sus siglas en inglés) y programas de cuidado infantil, aumentar los salarios de las trabajadoras del cuidado y mejorar las protecciones de las trabajadoras del cuidado.
1 de cada 6
Casi 1 de cada 6 trabajadoras de cuidado en el hogar vive en la pobreza, ganando un salario promedio de solo $14.50 dólares por hora.1
$13.42 por hora
La media de lo que ganan las trabajadoras de cuidado infantil es un salario de sólo $13.42 por hora. En el 2022, solo había 5 oficios con salarios más bajos que esto.2
692,000
692,000 estadounidenses están en listas de espera (por un promedio de más de 3 años) para recibir servicios en el hogar a través de Medicaid.3
A medida que avanzamos por la vida, la necesidad de recibir cuidado nos afecta a todos, ya sea criando a nuestros hijos, apoyando a padres envejecientes o seres queridos discapacitados, o garantizando que podamos envejecer con dignidad en nuestros propios hogares. El trabajo del cuidado es un trabajo realizado al servicio de los demás, puede ser remunerado o no y abarca una variedad de funciones, desde cuidadoras familiares hasta trabajadoras del cuidado a domicilio, proveedores de cuidado infantil, niñeras y más. El trabajo de cuidados es, y siempre ha sido, esencial porque hace posible todos los demás trabajos.
A pesar de su importancia fundamental, el trabajo de cuidado enfrenta desafíos importantes (incluidos salarios bajos, malas condiciones y explotación extensa) que resultan en una escasez de la fuerza laboral. Abordar estas problemáticas se ha vuelto cada vez más urgente, ya que se espera que la demanda de cuidado aumentará aceleradamente en los próximos años y debemos asegurar un futuro sostenible y equitativo tanto para aquellas personas que proporcionan el cuidado como para quienes lo necesitan.
Las familias no pueden pagar por el cuidado, a las trabajadoras del cuidado no les pagan lo suficiente para alimentar a sus familias y nuestros seres queridos más vulnerables (niños, padres envejecientes y familiares con discapacidades) no pueden tener acceso al cuidado que necesitan para prosperar. En pocas palabras, nuestro país se enfrenta a una crisis del cuidado.
Para las cuidadoras de atención directa y los proveedores de cuidado infantil, los bajos salarios y la mala calidad del trabajo llevan a una alta tasa de rotación y escasez de trabajadores.
Las cuidadoras de atención directa brindan servicios esenciales y cuidado a adultos mayores, personas con discapacidades, y a niños con necesidades médicas complejas en diferentes entornos. Puede que se les llamen ayudantes de salud en el hogar, ayudantes de cuidado personal, amas de casa, o profesionales de servicio directo, dependiendo en dónde trabajan y a quién ayudan. Las trabajadoras de cuidado en el hogar son un tipo de cuidadora de atención directa que asiste a las personas en el hogar o en sus comunidades, no en lugares como los centros de personas mayores.
A pesar de su función esencial, las cuidadoras de atención directa tienen dificultades para ganarse un salario digno, lo que aumenta las desigualdades que ya enfrentan las mujeres, las personas de color y los inmigrantes. La media del salario de las trabajadoras de cuidado en el hogar era solo $14.50 por hora en 2022, con un ingreso anual de $20,599.
De manera similar, el promedio del salario de las trabajadoras de cuidado infantil es sólo $13.42 por hora, con un salario anual de $27,920. En 2022, hubo solo cinco oficios con una media de salarios más baja que la de las trabajadoras de cuidado infantil.. A medida que los salarios del cuidado infantil siguen siendo bajos y los salarios aumentan en otras ocupaciones, se ha vuelto más difícil contratar y retener a trabajadoras de cuidado infantil.
Más allá de los bajos salarios, los trabajos de cuidados directos son física y emocionalmente exigentes y con frecuencia se caracterizan por grandes cargas de trabajo, desafíos de horarios, supervisión inadecuada y perspectivas limitadas de capacitación y avance profesional. Además de esto, muchas trabajadoras de cuidado en el hogar trabajan sólo a tiempo parcial (menos de 35 horas por semana) debido tanto a motivos personales como a las condiciones económicas de sus lugares de trabajo. Todos estos retos contribuyen a las altas tasas de pobreza entre las trabajadoras de cuidado en el hogar, y el 15% vive por debajo del nivel federal de pobreza. Más de la mitad de las trabajadoras de cuidado en el hogar dependen de la asistencia pública debido a sus bajos ingresos, mientras que los costos de vivienda sobrecargan a un 37% de ellas. Además, el 15% carece de seguro médico y el 43% depende de la cobertura pública, principalmente Medicaid, lo que subraya las tensiones y vulnerabilidades financieras que enfrentan.
De manera similar, las trabajadoras de cuidado infantil enfrentan muchos desafíos que afectan al sector y que resultan en una alta tasa de rotación y escasez de la fuerza laboral. Además de los salarios bajos, las trabajadoras de cuidado infantil experimentan un acceso limitado a beneficios esenciales como cuidado de salud y planes de retiro, con casi el doble que no posee seguro de salud comparado con la fuerza laboral general, y solo una fracción de ellas reciben beneficios de retiro. La fuerza laboral es predominantemente femenina y está compuesta de manera desproporcionada por mujeres de color, quienes enfrentan desigualdades sustanciales en sus salarios. La membresía en los sindicatos es baja entre las trabajadoras de cuidado infantil, lo que impacta su poder de negociación colectiva. El trabajo en sí mismo es exigente, tanto física como emocionalmente, con informes de altas tasas de depresión. A pesar de la importancia del desarrollo profesional, las trabajadoras del cuidado infantil a menudo asumen los costos ellas mismas, lo que agrava la tensión financiera debido a los salarios que de por sí son bajos.
Para las familias que necesitan cuidado para un ser querido en su hogar, la escasez de cuidadoras de atención directa significa que casi 692,000 estadounidenses están en listas de espera, con una espera promedio de más de 3 años, para recibir servicios en el hogar a través de Medicaid. Para el 2060, la cantidad de personas de 65 años de edad o mayores casi se duplicará, y la cantidad de adultos de 85 años o mayores casi se triplicará – aumentando exponencialmente la necesidad de cuidado de calidad y de trabajadoras de cuidado en los EE. UU. Los estados ya están teniendo dificultades para reclutar y retener suficientes cuidadoras de atención directa para suplir la demanda creciente, y se calcula que desde el 2020 al 2030 el sector de cuidado en el hogar tendrá un total de 4.7 millones de puestos de empleo disponibles.
Para las familias que necesitan cuidado infantil para poder ir a trabajar y ganarse la vida, los precios prohibitivos del cuidado infantil, junto con la falta de proveedores, han dificultado aún más el acceso al mismo. El cuidado infantil puede costar más de $15,000 al año con los precios variando entre 8 y 19.3 por ciento de la media del ingreso familiar por niño, el cual está muy por encima del 7% recomendado de los ingresos por el Departamento de Salud y Servicios Humanos como punto de referencia para cuidado infantil asequible.
Además, el cuidado infantil exige trabajadores calificados para garantizar un cuidado seguro y de calidad, particularmente en programas para bebés y niños pequeños con estrictos estándares de seguridad. Sin embargo, brindar cuidado infantil de alta calidad es costoso. Sin fondos estatales o federales para complementar sus gastos, las trabajadoras y proveedoras de cuidado infantil a menudo incurren en el costo de mantener las operaciones a través de salarios, horas o servicios reducidos, lo que afecta negativamente la calidad del programa.
Debido al crecimiento explosivo de nuestra población que envejece y a la creciente demanda de cuidado infantil, estamos presenciando un aumento exponencial en la necesidad de cuidado y trabajadoras de cuidado de calidad en los EE. UU. Sin embargo, la manera actual de abordar el cuidado en nuestro país no valora adecuadamente el trabajo del cuidado ni aborda los cambios culturales y políticos necesarios para satisfacer estas crecientes necesidades, lo que significa que la crisis del cuidado sólo va a empeorar.
Debemos actuar ahora para darle prioridad al cuidado, reconociendo su papel indispensable en apoyar a las familias, y asegurar que las cuidadoras dedicadas obtengan la dignidad, respeto, salarios justos y beneficios que se merecen. Al invertir en el cuidado y en las trabajadoras del cuidado, podemos hacer que los trabajos del cuidado sean buenos trabajos y garantizar que las familias alrededor del país puedan acceder al cuidado que necesitan.
Necesitamos inversiones en nuestros sistemas de cuidado que incluyan apoyo integral y servicios para las trabajadoras del cuidado. Y, necesitamos políticas, recursos y servicios necesarios para ayudar a las familias a cumplir sus necesidades de cuidado.
Las familias ya están sobrecargadas con los crecientes costos de cuidado en el hogar y el cuidado infantil. Es por esto que debemos darle prioridad a la inversión en nuestros sistemas de cuidado. Al financiar adecuadamente los sistemas de cuidado, podemos garantizar que las cuidadoras reciban salarios, beneficios y condiciones laborales justos, y al mismo tiempo hacer que los servicios de cuidado sean más accesibles y asequibles para las familias necesitadas. Invertir en el cuidado no solo apoya a las cuidadoras sino que también promueve la estabilidad económica, la equidad social y el bienestar general de nuestras comunidades. Es hora de priorizar el cuidado como un aspecto fundamental de nuestra sociedad e invertir en su futuro sostenible.
En La Alianza, estamos trabajando para abordar la crisis del cuidado en el hogar, haciendo lo siguiente:
Nuestras estrategias para aumentar el financiamiento de los sistemas de cuidado, como los servicios en el hogar y la comunidad y el cuidado infantil, permitirán que más beneficiarios del cuidado accedan a apoyos independientes y de cuidados críticos, además de aumentar los salarios de las trabajadoras del cuidado, lo que ayudará a estabilizar la fuerza laboral y conducirá a una mejor calidad del cuidado. A través de nuestro trabajo organizativo y de defensoría, estamos construyendo un futuro en el cual cada familia tenga acceso a cuidado de calidad.
En 2023, alcanzamos un hito importante hacia la transformación de la forma en que este país trata el cuidado y a las cuidadoras cuando el presidente Biden firmó una orden ejecutiva para el cuidado y una proclamación para las trabajadoras del cuidado.
Las acciones ejecutivas de la Administración Biden-Harris para mejorar el cuidado fueron el conjunto de acciones más completo en la historia de los Estados Unidos. La orden ejecutiva abarca más de 50 directivas que ordenan a las agencias federales a utilizar los fondos existentes para expandir el acceso al cuidado asequible y de calidad, y para proporcionar apoyo tanto a familiares que cuidan de sus parientes como a las trabajadoras de cuidado, lo que incluye a las trabajadoras de hogar.
Estas órdenes ejecutivas reconocen la importancia fundamental del trabajo de cuidado, incluyendo las responsabilidades remuneradas y no remuneradas como el cuidado de niños, adultos mayores y personas con discapacidades. De esta forma se reconocen los desafíos que enfrentan las trabajadoras de cuidado, que a menudo son menospreciadas y mal remuneradas, y se plantea el objetivo de mejorar sus salarios, beneficios y condiciones de trabajo.
También en el 2023, la administración Biden-Harris anunció una Proclamación de la Casa Blanca que declaraba abril como el Mes de Reconocimiento de las y los Trabajadores del Cuidado, destacando el compromiso continuo de la Administración para fortalecer la economía del cuidado y marcando un paso adelante fundamental para que las cuidadoras de atención directa, los cuidadores, los educadores de la primera infancia y trabajadores de cuidado infantil vivan y trabajen con el respeto y reconocimiento que merecen.
Esta proclamación representa un punto de inflexión en nuestro país: el reconocimiento público del trabajo a menudo invisibilizado y subvalorado,hecho posible gracias a las mujeres de color que se han organizado durante décadas para lograr un cambio transformador en la industria del cuidado.
Cada abril, ¡acompáñanos para celebrar el Mes de Reconocimiento de las y los Trabajadores del Cuidadoy vamos a honrar a las millones de trabajadoras del cuidado Negras, latinas, de color, e inmigrantes que apoyan a nuestras familias y comunidades todos los días!
Mientras nos esforzamos por abordar los desafíos que enfrentan las cuidadoras y garantizar un futuro mejor para todos, mantenerse informado y conectado es fundamental. Inscríbase hoy en la lista de correos electrónicos de La Alianza para recibir actualizaciones sobre nuestros esfuerzos continuos, oportunidades de acción y maneras de involucrarse en la defensa de las cuidadoras y de aquellos a quienes apoyan. Juntos, podemos construir una sociedad más equitativa y compasiva donde la atención sea valorada y accesible para todos. ¡Únase a nosotros en hacer la diferencia!
1 Cuidadoras de Atención Directa en los Estados Unidos: Datos claves 2023, PHI
2 Oficina de Estadísticas Laborales de Estados Unidos
1 de cada 6 trabajadoras de cuidado en el hogar vive en la pobreza.
Tasa de rotación del 64% en el cuidado en el hogar.
Crecimiento demográfico proyectado según el grupo de edad, del 2020 al 2060.